Miembro Fundador de Funcarpés
Cualquier acercamiento estudioso de los
carnavales como expresión cultural, obliga al abordaje del tema desde dos especiales enfoques: como Fiesta Popular y como Metáfora Social.
En razón del primer enfoque, los carnavales se constituyen en un evento surgido en la dinámica evolutiva social que en el Caribe colombiano convoca diversas expresiones de las culturas – insumo de nuestro sincretismo. Las fiestas populares se dan como instancias de satisfacción de las necesidades propias de la dimensión del “homo – ludens”. Más allá de propósitos coyunturales estratégicos o programáticos, se dan en el contexto de la dinámica de fuerzas endógenas de cada grupo social, como se da la verdolaga, sin un programa de siembra, y se desarrollan y fortalecen o debilitan en la medida en que el curso evolutivo cultural sostienen o no como tradiciones a través de legados adaptados a las novedades lúdicas sociales.
Como metáfora social, los carnavales se singularizan como fiesta en tanto que trastocan los esquemas de otras como las que rinden culto a vírgenes y santos, las navideñas, las patrióticas, históricas o cívicas. Los carnavales se distinguen como festividades que permiten la metamorfosis del establecimiento social y la satisfacción onanística de los hiperdeseos siempre presentes en el estado social de la normalidad. Es un tiempo de metáforas, de posibilidad de la imposibilidad.
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